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Elegir las mejores botas de seguridad para tus pies

Muchos profesionales de sectores como la construcción, explotación forestal, minería o producción de productos utilizan un tipo de calzado llamado de seguridad que pretende preservar la integridad de los pies y las piernas de los trabajadores. Existen diferentes modelos y diseños en función de los requerimientos y las condiciones de trabajo de cada profesional pero la mayoría tienen varias características comunes, son muy rígidas, pesadas y no transpiran. 

Desde la entrada en vigor en Europa de la DIRECTIVA 89/391/CEE del Consejo, de 12 de junio de 1989, relativa a la de medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud de los trabajadores en el trabajo, se exige obligatoriamente el uso de calzado de seguridad en el ámbito laboral.   

La evolución de este tipo de calzado ha sido constante desde entonces con el fin de mejorar tanto la protección como el confort del usuario, aún así, el uso de este tipo de calzado conlleva una serie de problemas podológicos. He dividido en cinco grandes grupos a estos problemas: 

 

  1. Sudoración, infección por hongos y bacterias.  Las botas de seguridad por lo general no transpiran por lo que es común que nos visiten personas con problemas de hipersudoración o infección por hongos.  

 

  1. Dolor en el talón. Las botas de seguridad van asociadas habitualmente a muchas horas de pie. El peso de las botas, sumado a muchas horas de pie, puede desembocar en dolor en el talón. 

 

  1. Problemas en uñas. Una de las características principales de estas botas es la rigidez por tener una protección de metal en la puntera (por encima de los dedos). Pues bien, un calzado muy rígido puede provocarnos alteraciones en las uñas, hematomas o uñas encarnadas. La rigidez tampoco va a permitir el movimiento anatómico normal del pie limitando la movilidad del tobillo pudiendo provocar tendinitis del Aquiles. 

 

  1. Fatiga muscular. En personas con los pies cavos o planos la utilización de botas de seguridad puede provocar fatiga muscular. 

 

 

 

 

Tras valorar algunos estudios podemos destacar que el 73% de los trabajadores querrían cambiar su calzado laboral. Es un porcentaje bastante elevado por lo que nuestro colectivo podológico así como la industria nos deberíamos plantear qué se está haciendo mal. Las principales quejas o posibles modificaciones hacen referencia a la confortabilidad (22%), el material de la puntera y el peso (18%), así como la dureza (15%) y las suelas (12%) dentro de los datos más representativos.  

 

En clínica Podológica Ester Pascual  podemos facilitarle algunos consejos para evitar estas patologías. Cabe destacar que es conveniente hacer revisiones podológicas para evitar patologías de mayor importancia. 



Cita previa. Llámanos al 965 059 865 - 661 760 715

Porque lo importante es empezar con buen pie